-Cogimos tu corazón y te recreamos. Te pusimos los ojos azul y marrón, y te pusimos un pelo larguísimo. Tu madre te llamó Kat. Te gustaba mucho la fiesta y un día en el que te fuiste de fiesta, te tropezaste y, con la mala suerte de que era viernes 13, caíste a la alcantarilla. Te electrocutaste y te chamuscastes, y solo recuperamos tu corazón de nuevo.
-Así era Kat. Eras muy guapa y simpática.
-Cuando habíamos perdido toda esperanza, llamaron a nuestra puerta. Era tu abuelo Frankenstein, y nos ayudó a hacerte otra vez, pero esta vez más inteligente y menos torpe, y te pusimos los ojos verdes y azules.
-Creíamos que ibas a correr la misma suerte que las demás, pero no fue así.
-Te mantuvimos mucho tiempo en casa por si acaso, pero al final, te recargastes del todo. Y ahora estás aquí, con nosotros, felices y contentos.
Franki se conmocionó de tener una familia que le quería tanto que estuvieron siglos y siglos intentando tener una niña, y tenía mucha suerte de haber sido ella.
Y este es el origen de Frankie Stein. Pronto haré familias y las colgaré en otra página del blog, y entre ellos estarán también Nelly y Kat. ¡Adiós, fan-tasmitas!
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